En esta antigua fotografía, (al igual que en la anterior que fue retirada por pedido de autor - pido disculpas a Miron Bococi por la confusión respecto de los derechos de uso de su imagen) pueden verme durante el trabajo con un caballo de carreras que se lanzaba atacando de manos. Lo que se ve es una corrección ante un intento de llevar sus cascos a mi cabeza, a lo cual respondo " sshhh!, esto no puedes hacerlo". Es una corrección rápida con el ramal. Interpongo mi presencia y mi postura a su animosidad. Esto sería como tratar de corregir a un niño violento con represión o incluso violencia y nada tiene que ver con lo que haría hoy día en la misma situación pues he descubierto que hay otros caminos para enseñar a los caballos respeto. Esto es en principio, respetándolos.
Hoy día, la mayoría de las veces, el valor junto a los caballos no tiene que ver con grandes hazañas, ni la fuerza con poderosos saltos. Ni siquiera con reconocerse equivocado desde toda la vida respecto de lo que entendíamos sobre ellos. El valor y la fuerza es muchas veces poder, al estar con ellos, tener el coraje y la voluntad de reconocerlos y comenzar nuestra relación de nuevo.
Se necesita confianza -y tal vez un poco de fe en el otro o en el amor- en que no hay otro camino mejor que el del respeto y la libertad. En definitiva sin esa confianza y algo de valor sucumbimos ante el miedo o pequeños temores y comenzamos a controlar a nuestro amigo caballo. Pero el control es lo contrario a la libertad e incluso contrario al amor. El miedo y la intolerancia nos han llevado muy lejos de la comprensión de los caballos. El caballo es un animal grande y fuerte y eso intimida a mucha gente, es por eso que existen tantos métodos de control. Y esto no es solo consecuencia de algo histórico, que viene de la tradición y que está cambiando hoy. Todo lo que se conoce sobre los caballos hoy día se está usando para crear nuevos métodos de control. Solo analicen las nuevas domas naturales, racionales, no violentas o similares y verán gran cantidad de conocimiento sobre cómo “son” los caballos, aplicado a su sometimiento y su control. Aun en estos nuevos y bien intencionados intentos de relación, lo que prevalece es el miedo. Este nos lleva al control y lejos de la comprensión y del amor.
David Castro, autor de El Silencio de los Caballos
Foto 1: Ina
Foto 2: Mariana Domic
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