Todos hemos soñado en algún momento poder contactar con caballos.
Hemos soñado con una relación única y especial o tener el don que nos acerque de manera natural y plena a esta criatura, para que ella nos haga entrega de su gran poder y gracia, su bello espiritu de libertad y su incondicional amor.
Pero ¿qué es lo que siente el caballo con respecto a esto? ¿qué es lo que necesita? ¿Quién o qué es el caballo realmente? ¿es posible el encuentro sin este entendimiento?
De seguro a los que amamos y admiramos a este ser, esto nos llevará en busca de otra relación con los caballos y a una renovación en nuestra forma de verlos y entenderlos.
La creación a menudo
necesita dos corazones:
uno para echar raíces,
y otro para florecer.
Uno para sostener
en tiempo de sequía
y otro para proteger
de los vientos del dolor
a la fragil flor,
que en su hora de gloria
revela un corazón silencioso e invisible.
Marilou Awiakta ( Abiding Appalachia )
Fotos: Mariana Domic
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