miércoles, 27 de agosto de 2014

Los indios y sus caballos





Existe un imaginario alrededor de la relación indio / caballo. Este imaginario esta compuesto por algunas partes de realidad y otras de imaginación, presunción, romanticismo, etc
El cine y las novelas han ido reforzando por su parte esta historia con sesgos de realidad. Ya he hablado en varias ocasiones de qué tratan estas técnicas y metodologías, sencillas y algo rudimentarias, pero bastante efectivas en los caballos por su violencia racionada/ racionalizada.

Llegado hasta aquí voy a ir más profundo en mi análisis y diferenciar algunos elementos en tres temas: lo que llamo “la mística”, las metodologías reales y las diferencias fundamentales.

El tema : la relación indio/ caballo, se puede entender a partir de los dos últimos elementos ( metodología y fundamentos )

La mística”




A partir de distintos agregados del cine y las novelas, la antigua relación caballo/indio sufrió algún tipo de deformación ( enriquecimiento, si se quiere) o romantización, muy parecido a lo ocurrío con la idea de los caballeros medievales y sus caballos, los beduinos y sus caballos árabes y otros “iconos” ecuestres alcanzados por el cine. Esto es comprensible pues como dice H.L. Mencken “ Es de naturaleza humana rechazar lo verdadero pero desagradable y abrazar lo obviamente falso pero reconfortante”. De ahí, la tendencia a exagerar un poco las virtudes o amenizar las rispideces, si se espera tener éxito con una novela o una película, conseguirá ser aceptada con más facilidad por el publico general, pero más aun por quienes estén directamente involucrados.
Debido a las características violentas propias de la actividad ecuestre, las fantasías y romatizaciones son muy corrientes en el ambiente, pues pocos son los que soportarían observar la realidad sin esta lente color de rosa. Aun así, la moda es la moda y un elemento importante en el Mercado, hace ya tiempo que los indios han dejado el papel de malo en la películas para convertirse en co-protagonistas con una mística propia.
El fenómeno que hoy llamamos doma indigena, amanse, doma india o que en norte América y Europa se suele llamar Whispering1, cuenta con elementos tanto de leyenda como comerciales. De todas maneras lo que quiero exponer es que la relación indio/ caballo sí tiene cosas que merecen nuestra atención y de las cuales deberíamos hacernos eco. Lamentablemente no solemos notarlas debido a esta situación fantasiosa que se ha generado y que le sienta muy bien como promoción a quien dice haber incorporado en su método lo aprendido de los indios.

La metodología y técnicas indias

No existen datos concretos, ni de primera mano sobre los métodos utilizados por los indios. No hay registros escritos por ellos, ni tampoco por observadores. En ese respecto sólo podremos encontrar historias o anécdotas sobre los resultados que estos alcanzaban. Sobre todo de los resultados que llamaban la atención a los viajeros o cronistas de la época, pero ninguna data detallada o registro sobre la metodología.
Podemos inferir, a partir de los distintos relatos de viajeros o estudiosos, que las metodologías de sometimiento indias eran alcanzadas más bien por habituación, que por quebrantamiento.
La creencia de que los indios eran más propensos a meter sus caballos en el agua para luego subirse; los relatos de la convivencia en las tolderías del animal elegido por el indio con toda su familia - como cuenta el Gral. Mansilla; u otros recursos relatados por diferentes cronistas, fueron siempre parte del saber popular sobre indios y caballos de estas latitudes. El mismo José Hernandez, en su libro Martín Fierro dice.

Con prolijidad lo amansa
Sin dejarlo corcoviar”.
"Pa quitarle las cosquillas
Con cuidao lo manosea;
Horas enteras emplea,
Y por fin solo lo deja
Cuando agacha las orejas
Y ya el potro ni cocea”.
"Jamás le sacude un golpe,
Porque lo trata al bagual
Con pacencia sin igual
Al domarlo no le pega,
Hasta que al fin se le entrega
Ya dócil el animal”.


En norteamérica ocurría otro tanto, la falta de registro y un sin número de historias y relatos, sobre todo de los grupos pertenecientes al llamado Horse-complex2 (complejo equino) Indios Siux, Lacota, Cheyene y otros. En resumen no hay fuentes o bases fidedignas como para hacer un recuento explicado de las técnicas indígenas. 
Por otro lado hoy día podemos encontrar numerosas personas que hacen referencia a las técnicas que los indios usaban y alegan haberlas incluido en su metodología.
Sin entrar en detalle de preguntarnos cómo estas personas dieron con esas técnicas o sobre la veracidad de las mismas, podemos, de todas formas, hacer una pequeña incursión en ellas. Si nada se conoce sobre el knowhow de los indios, no perderemos nada, pero enriqueceremos nuestro análisis, en caso de ser cierto lo que hacen los modernos herederos de los domadores indios3



Enunciaré aquí algunas técnicas que distintos horsemen y domadores dicen haber rescatado o aprendido de los indios.

Atar al caballo: Se enlazan sus patas, manos, y/o cabeza, para voltearlo y una vez inmovilizado en el piso se acuestan encima del animal o realizan "pruebas" similares

Encerrarlo en lugares pequeños para manosearlo: Se encierra al caballo en jaulas, bretes, mangas, o corrales pequeños para inmovilizarlo y se aprovecha para poder tocarlo o colocarle un bozal o una soga al cuello que lo haría más susceptible de ser controlado.

El uso del agua: 1. Se conduce al caballo dentro del agua hasta por encima del vientre para montarse encima. 2. Se le arrojan baldazos de agua mientras esta encerrado o mientras se lo sujeta con una soga ( lo mismo puede ser hecho con una manguera).

Roundpening: Se encierra al caballo en un corral circular y se lo obliga a correr en círculos hasta cansarlo por stress físico, psíquico, o ambos.

Desbordamiento: Esto puede realizarse de muchas maneras. Se produce cuando se le impone al caballo un estímulo ( generalmente uno que le produce miedo o rechazo, - estimulo aversivo-) hasta “rebasar” las capacidades del caballo de resistir y reaccionar a ese estímulo.

Conducción o control a través de cabezadas o bocados no metálicos como bozales de hilo, bocados de cuero o cuerdas – por ej: los llamados wican entre los Siux: Estos se atan en las partes más sensibles de la cara o la mandíbula del animal de manera de poder producir con ellos un dolor (entre fuerte y moderado) que permita el control a partir de riendas o sogas amarradas a estos adminículos.




Las diferencias fundamentales.


Voy a ir directo a mi punto:

1. Entender por qué la relación indio/ caballo fue, en esencia, algo distinta a la del blanco ( europeo o de cualquier otro continente ) es desde muchos puntos de vista más valioso que conocer sus técnicas, ya que estas, como todas la técnicas antiguas, también estuvieron imbuidas del “salvajismo” y el trato violento de cada época/cultura, a pesar del romanticismo con que el cine las ha barnizado. Su análisis encierra un tema que no sólo involucra al caballo y nuestro interés por someterlo, si no que nos lleva indefectiblemente a la necesidad de comprender la visión que tuvieron nuestros paisanos, los indios, sobre la naturaleza.
2. Las técnicas y recursos violentos enumerados son “comprensibles” en el marco histórico apropiado. Pero se hacen incomprensibles/ intolerables hoy día, en la búsqueda de una relación respetuosa, y durante el trabajo de educación de un caballo; donde ese don de participación y obediencia que el caballo es capaz de dar, debe sernos dado voluntariamente, como un regalo. Solo así podemos llamar amistosa o respetuosa a la relación sin caer en eufemismos.

Al rescate de la manera de los “salvajes”

Hoy, el tema del deterioro del medio ambiente, del calentamiento global, de cómo
nuestra civilización está acabando con los recursos, de la cultura del consumo, está tan en
vigencia, que revalidar el acercamiento de nuestros paisanos, los indios, al medio ambiente,
como un ejemplo de la riqueza de su saber, es otra de las cuentas pendientes que tenemos
con la historia y las raíces del patrimonio indígena, mosaico cultural de esta parte del
continente. Y, tal vez, nos lleve a reflexionar sobre nuestros caminos de relación con la
naturaleza, los caballos y otros animales en general.

Algunas pautas para entender lo verdaderamente “diferente” de la actitud del indio hacia el caballo son:

1. La intima identificación con el universo natural/ animal.

"La zoomimesis es algo que siempre ha pertenecido a lo humano, principalmente a nuestras facetas más arcaicas y tribales. Podemos pensar en miles de culturas indígenas de todo el mundo, que han hecho de la mimesis un lugar de culto y celebración en lo que respecta a la naturaleza y la Otredad .
En el acercamiento zooantropológico usamos la zoomimesis para contaminarnos con el animal en un modo dialógico, expandiendo ( ampliando ) al mismo tiempo, nuestra percepción , nuestras emociones y nuestro ( conocimiento) cognición, y viviendo junto al animal muchas experiencias relacionales cognitivas.”   del Giorgio

2. El Pacto animal

Dentro de las culturas cazadoras, tanto las antiguas como las que aun permanecen en algunos rincones de la tierra suele hallarse una creencia particular que se repite con distintas formas, nombres o escenarios. Esta es llamada por los estudiosos el Pacto animal. Sea cual sea la veracidad que le atribuyamos a las historias que pueblan las creencias de nuestra cultura u otras , como por ejemplo los indios de las praderas, esquimales, Puelches, etc. , etnógrafos , antropólogos, estudiosos y compiladores de mitos y leyendas han encontrado una y otra vez esta historia que relata el acuerdo entre los hombres y los animales. Este pacto con la naturaleza es un acuerdo de respeto mutuo, que puede verse en varias versiones antiguas y modernas, solo tenemos que recorrer las leyendas y mitologías con ojo despierto para encontrarlo. La danza del Bisonte, La leyenda del cocotero, las modernas historias en el cine Pocahontas, de Disney o Avatar, de Cameron.
Una historia, ( la misma en esencia, pero con distintos personajes y escenarios en cada época y cultura) que relata cómo, a través de un pacto entre el hombre y la naturaleza (representada por algún animal, planta o ser misterioso y místico), esa cultura en particular, acepta su lugar en la trama del ciclo de la vida, en el mundo natural. El pacto es simple, la naturaleza le permite al hombre alimentarse y, a cambio, el hombre debe respetarla y permitir que esta se perpetue. Dentro de las culturas cazadoras, el animal en cuestión se "dejará cazar" para alimentar al pueblo hambriento a cambio de que los hombres con su “magia”, ( con su danza, en el caso del Bisonte por ejemplo)  lo hagan revivir. Dentro de las culturas recolectoras y agrícolas, el hombre maiz o el muchacho cocotero, luego de enseñar a los hombres ciertos conocimientos y rituales, deben ser desmembrados y enterrados y la tierra alimentada para poder renacer y dar frutos en forma de palmera, espiga, etc.

"cuando nuestros primeros antepasados se contaban historias sobre los animales que mataban para comer, y sobre el mundo sobrenatural al que los animales parecían ir cuando morían. «Allá afuera, a lo lejos», más allá de la llanura invisible de la existencia, estaba el «señor de los animales», que tenía poder sobre la vida y la muerte de los seres humanos: si él dejaba de mandar más animales para que volvieran a ser sacrificados, los cazadores y sus familias morirían de hambre. Así fue como las primitivas sociedades supieron que «la esencia de la vida está en que se vive matando y devorando; ése es el gran misterio sobre el que tratan los mitos». La caza se convirtió en un ritual de sacrificio, y los cazadores, a su vez, realizaron actos de expiación para con los espíritus de los animales, con la esperanza de convencerlos de que volvieran para ser sacrificados otra vez. Los animales eran considerados enviados de ese otro mundo, y Campbell aventuró «un acuerdo mágico y maravilloso» entre el cazador y la presa, como si ambos participaran de un ciclo «místico e intemporal» de muerte, entierro y resurrección.
Cuando estos primeros pueblos pasaron de la caza a la agricultura, cambiaron las historias que contaban para interpretar los misterios de la vida. Ahora fue la semilla la que ocupó el lugar como símbolo mágico del ciclo sin fin. La planta moría, y era enterrada, y su semilla volvía a nacer. A Campbell le fascinaba el modo en que este símbolo era retomado por las grandes religiones del mundo como la revelación de la verdad eterna: que la vida proviene de la muerte o, en sus palabras, «del sacrificio, la bienaventuranza»." Bill Moyers, en el prólogo de "El poder del Mito" de Joseph Campbell

Este pacto deviene del reconocimiento del otro, del respeto mutuo, del reconocimiento de la otredad como algo con los mismos derechos que nosotros a vivir. Pero también del reconocimiento ( de la aceptación ) de la verdad ineludible del ciclo biológico: la vida vive de vidas. Todos somos lo mismo, para las culturas cazadoras, animal y hombre son iguales. Uno, no es inferior o superior al otro. La vida se manifiesta. Aquí, con esta forma , allá con otra: yo y el animal que cazo, somos lo mismo. Luego, ustedes ven la misa actitud en las culturas agrícolas hacia la planta principal de su sustento. Como el animal para un cazador, el animal que es el principio animal de esta vida, es el animal principal, de modo que cuando las plantas crecen, las plantas principales también son santificadas.
Aquí en America están los mitos de los indios Pueblo y Huichol en Méjico, contando de los moledores de maíz: En uno de esos mitos, la madre del joven héroe le pide a una que muela el maíz y a medida que ella lo muele, su propio brazo desaparece. Y ella desaparece. Ella se muele a sí misma. Toda nuestra vida está sustentada por el misterio de la vida y todas las cosas que comemos, sean vegetal o animal, es la vida que se nos da a nosotros: esa vida, será tu propio ser, será tu propia sustancia. 

En la tierra: Ser o Tener

-¿Cómo se llama?
-Me llamo Kalfuqueo y tengo noventaiun años, según dicen.
- Y usted, ¿qué dice?
- Yo digo que tengo los años de la tierra, porque el mapuche forma parte del paisaje.
Naturaleza y hombre es uno y a la vez distinto. Pero, ¿por qué pregunta cosas que sabe?
-Porque le quiero hacer un reportaje y mucha gente lo puede leer y escuchar sus palabras y
conocernos más.
Nahuel Maciel “Dos oídos y una lengua”, reportaje- en su propia lengua- al mapuche a Kalfuqueo4

El indio era y se sentía parte de la naturaleza, de este universo de poderes naturales
y, conviviendo en armonía con ella, tomó al caballo como un regalo de la Tierra y lo recibió como todo lo que la tierra o el cielo le daban, lo compartió y lo respetó como otras bondades y dones del universo y lo incluyó en su cosmología,

El indio era cazador, pero la cosmovisión de los pueblos originarios era muy distinta a la del cazador “civilizado” o la del hombre moderno.
La actitud del indio hacia a sus presas, que eran para ellos entidades de poder y aceptaban
voluntariamente ser cazados, exigía una continua disposición de respeto: no había
explotación posible, sólo un pedido de ayuda a los animales para poder congraciarse con ellos, que se dejen atrapar y así poder sobrevivir.
Al principio, el caballo fue presa, pero ante la posibilidad de compenetrarse con ese
poder, esa velocidad, esa fuerza, no sólo lo cazó por la carne, sino por su potencia y sus
dones, lo ritualizó, bebió su sangre en busca de esa energía, de esa comunión. Fue así
aprendiendo su comportamiento, su naturaleza, al encuentro de ese espíritu y para imitar su
poderío. Admirándolo, lo respetó y lo fue conociendo. Así, comenzó la relación caballo-
indio. La idea no fue quebrantar ese poder, sino pedirlo, ganarlo, incluirlo, merecerlo, pues
sabía que no había otra manera. Todo lo que el caballo tenía y era, lo podía dar y enseñar, compartir. Su conexión no fue materialista: fue espiritual. Fue esa característica, que trascendió en su trato con el caballo como compañero, que produjo esa comunión tan especial y única. Esta asociación con el caballo le traía beneficios y comodidad.

Conclusión

La mímesis, el “pacto animal” han sido siempre los modos del cazador recolector, del hombre no conquistador, no domesticado; del desposeído, de quien no quiere poseer para si los tesoros de la tierra, los animales o los árboles del bosque. Muy lejana está ahora la psiquis del hombre moderno de este estado, sea cual sea su tribu o su ascendencia.

El simple hecho de haber perdido el "lado salvaje", nos expulsa automáticamente del "edén", de la eternidad, del eterno presente del animal, del lobotomizado o del idiota. Lejos estamos de los días en que nuestros hermanos originarios, nuestros ancestros, los primitivos, poseían el secreto de la lengua de las tribus animales.

En lo personal las prácticas ecuestres de mis comienzos fueron las de la doma india ( de argentina). Con el tiempo llegué a darme cuenta qué era lo que yo buscaba, o para decirlo de manera inequívoca, qué era lo que yo esperaba encontrar. Mi conocimiento de la visión del hombre primitivo, teñido del romanticismo con que uno suele a veces envolver los anhelos o búsquedas personales, estaban obstaculizando mi acceso directo a la experiencia. Las justificaciones , ya no me ayudaban. Tuve que enfrentar la realidad: No tenía en su aura, en su esencia el caballo, destino de binomio, de centauro, menos de servidumbre. La doma india era simple mente eso, más dominio, más dominación.
Nuestros paisanos, los indios, podrían haber reclamado, en su salvajismo – en su estado “salvaje” y por esto más cercano a “lo natural”-, algo de ese derecho de dominio del caballo para sí mismos. Junto al “tabu” de estar obligados a tratar al caballo como a un igual (como explique más arriba).

Lentamente, pero obstinada, me llegó la certeza de que ese estado de conexión , de inocencia - lo mismo que el de nuestra niñez, no podía ser revivido del pasado, de la leyenda o del mito. Que debía ser re alcanzado a través de nuevos caminos, pues, los viejos puentes habían sido ya destruidos por el tiempo

Me perece importante decir que nosotros, de quererlo, sí tenemos la perspectiva
necesaria para el análisis y el cambio tan vital - no sólo en relación con los caballos, sino también con la naturaleza, con el misterio de la vida y el tiempo. Inspirado en las palabras de este mapuche Kalfuqueo sobre la historia y la posibilidad de crecer a partir de ella, intento en el estudio de nuestro patrimonio cultural, el rescate de valores, que nos pueden ayudar a enmendar el pasado, convirtiéndolo en un mejor futuro.
Si respetamos a los caballos, es sólo, darnos cuenta de que no podemos controlar ese don, que no puede arrebatarse, que tiene que ser dado, que debemos prepararnos y capacitarnos para recibirlo y no para coaccionarlo. Y comprender, como en el cuento de la gallina de los huevos de oro, que al forzarlo, lo perdemos.


Fragmento del Libro Y LE SUSURRÉ AL CABALLO. ( ver libro )
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1 Entre los Lakota, se dice existió un clan llamado Susurradores de caballos ( horse whisperers) dedicados a domar caballos considerados especiales, legados de Wanka tanta. Estos caballos tenían el valor de intercambio 30 o 40 caballos corrientes. Aunque, algunos aseveran que el término horse whisperer hace referencia a John Solomon Rarey

2 - Se denomina así a la transformación producida en las sociedades aborígenes con la llegada del caballo a América. A partir de la adopción del caballo, estas culturas, transformaron su vida y hasta su mitología, incluso algunas de ellas aquí y en Norteamérica, pasaron del cultivo de la tierra a la caza. El caballo fue parte principal de su vida diaria, de su religión, de sus ritos , etc.

3 Podemos en este caso también, separar la veracidad del origen de las técnicas y resaltar la buena intención y la honrosa tarea de reivindicación indígena de algunos de estos renombrados domadores

4 “Dos oídos y una lengua”, entrevista a Kalfuqueo:

...”Sería bueno tener una escuela que enseñe en nuestro idioma, en nuestra costumbre, y
respete nuestros pensamientos, que hable de nuestros problemas, que cuente nuestra historia. Que la
escuela esté organizada por el mapuche, alrededor de nuestro trabajo. Nuestro trabajo no es para uno sino para todos. Una escuela que enseñe a vivir como vive el mapuche y no que nos enseñe a ser peón de estancia o jornalero.
- ¿Por qué cree que es importante conocer la historia?
- Porque la historia nunca hay que negarla. Parece que a muchos huincas les da miedo la historia, yo no sé, pero tenerle miedo a la historia es como tenerle miedo al tiempo, al ayer, al hoy, al mañana. Conocer la historia no es vivir como antes, como el pasado antiguo. Conocer la historia es ir para adelante y avanzar hacia el futuro, así me enseñaron mis mayores. Yo tengo muchos pensamientos para hacer mañana o para después de mañana, según el tiempo, y esos pensamientos vienen después de hoy. Yo no le tengo miedo al tiempo, ni al pasado, por eso puedo conocer la historia. La historia es uno con otro, la historia es importante porque habla de uno, de lo bueno y de lo malo de uno. Y así uno va arreglando el fondo de los errores y ya no se vuelve a equivocar en el mismo lugar y con la misma cosa. Los mapuches siempre decimos que cuando una persona se equivoca, lo más importante no es eso, sino que corrija su equivocación.
Así cada día uno es mejor que el día que ya pasó.”

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